Sor Juana Inés de la Cruz fue una religiosa y destacada escritora, poeta y pensadora novohispana reconocida como una de las figuras literarias femeninas más importantes del siglo XVII.
Su obra literaria está compuesta por poemas, villancicos, prosas, comedias teatrales y demás obras religiosas.
Sus poemas, en especial, presentan una importante influencia de la literatura barroca española, la cual supo acompañar y enriquecer con todos los saberes que acumuló a lo largo de su vida, de allí que se caracterice por
el uso de figuras literarias, referencias mitológicas, entre otros.
Las obras de Sor Juana Inés de la Cruz pasaron las fronteras de Nueva España, actualmente México, con la ayuda de los virreyes, por lo que fueron publicadas y leídas en España, donde generó gran asombro entre sus lectores gracias a su creatividad, curiosidad, conocimientos y su interpretación filosófica.
Cabe mencionar que muchos de los datos que se tienen acerca de la vida y obra de Sor Juana Inés de la Cruz fueron recopilados por Diego Calleja, quien fuese el primer biógrafo de la religiosa y poeta. Sin embargo, en las investigaciones siguientes se presentan diversas dudas acerca de la veracidad de los datos que el biógrafo aportó al respecto.
Infancia y adolescencia
Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, mejor conocida como Sor Juana Inés de la Cruz, nació en San Miguel de Nepantla, Nueva España, el 12 de noviembre de 1651.
En cuanto a la mencionada fecha de nacimiento existen dudas por causa de la ausencia de documentos que confirmen la data exacta en la que nació Sor Juana.
En este sentido, el biógrafo Diego Calleja afirmó que Sor Juana Inés de la Cruz nació en el año 1648, pero la fecha más aceptada es la de 1651, y esto se debe a la correspondencia al año de nacimiento de una de sus hermanas.
Ahora bien, sobre los padres de Sor Juana se sabe poco. Su padre se llamaba Pedro Manuel de Abaje y Machuca, y su madre Isabel Ramírez de Santillana de Cantillana, quienes no estuvieron unidos en matrimonio.
Los críticos desconocen en qué pudo afectar a Sor Juana saberse como hija ilegítima a causa de que sus padres no habían contraído matrimonio, sin embargo, se sabe que ella trató de ocultarlo en varias oportunidades.
Más allá de eso, Sor Juana Inés de la Cruz vivió gran parte de su infancia en Panoayan, hacienda de su abuelo materno, quien tenía una amplia biblioteca a la que Sor Juana tuvo acceso, de allí que se considere ese espacio como el lugar donde emergió su gran gusto por la lectura, así como, por ampliar sus conocimientos.
Sor Juana destacó a lo largo de su infancia por ser una niña con grandes capacidades intelectuales, entre las que se resalta haber aprendido a leer y escribir con tres años de edad, y a los ocho años haber escrito su primera loa compuesta al Santísimo Sacramento con versos tanto en español como en náhuatl, lengua que aprendió junto a los esclavos de la hacienda de su abuelo.
En el año 1659 se mudó junto con su familia a la Ciudad de México, donde vivió con su tía María Ramírez y su esposo, Juan de Mata.
Luego, entre los años 1663 y 1665 fue admirada por sus habilidades literarias, inteligencia y amplios conocimientos, lo que le permitió ingresar en la corte del virrey Antonio Sebastián de Toledo, Marqués de Mancera, y de su esposa la virreina Leonor de Carreto.
Durante esa época Sor Juana tuvo como mecenas a la virreina, lo que le permitió desarrollar mucho más sus capacidades literarias escribiendo sonetos, poemas, entre otros escritos que en muchas ocasiones le eran encargadas.
Ingreso de Sor Juana Inés de la Cruz en el convento
Sor Juana Inés de la Cruz prefirió llevar una vida religiosa que formar un matrimonio, al parecer, dentro de un convento ella podía seguir gozando de la posibilidad de aprender y ampliar sus conocimientos sin mayores limitaciones.
En el año 1667 Sor Juana decidió ingresar en el convento de las Carmelitas, el cual abandonó muy pronto por presentar problemas de salud. Tiempo más tarde ingresó en la Orden de San Jerónimo de manera definitiva, donde vivió en una celda individual y cómodo espacio.
En esta orden Sor Juana tuvo la posibilidad de continuar sus estudios, investigaciones científicas, escribir diversos textos, componer canciones, escribir obras teatro, recibir visitas de amigos y realizar tertulias con otros intelectuales y poetas, y realizar diversas actividades. En su celda, incluso, pudo constituir una importante biblioteca.
Entre las visitas más destacadas que recibió Sor Juana se menciona a Carlos de Sigüenza de Góngora, pariente de Luis de Góngora, razón por la cual en muchos de sus escritos se note la influencia de este poeta y dramaturgo.
Últimos años de vida de Sor Juana Inés de la Cruz
Los últimos años de vida de Sor Juana Inés de la Cruz transcurrieron bajo la sombra del fallecimiento de varias de sus amistades, las revueltas sociales de Nueva España y la llegada de epidemias que acabaron con la vida de muchas personas.
Para aquel entonces, Sor Juana había dejado la escritura a un lado para dedicarse de lleno a la vida religiosa. Asimismo, prestó su colaboración a sus demás compañeras del convento, con el fin de ayudar a todos aquellos que se habían enfermado a causa de la epidemia de cólera que azotaba a la población.
Sor Juana Inés de la Cruz falleció el 17 de abril de 1695, , en horas de la madrugada, con 43 años de edad y a causa de la epidemia. Fue enterrada el mismo día y la oración fúnebre fue orada por su amigo Carlos de Sigüenza y Góngora.
Tras su fallecimiento sus obras literarias han sido reconocidas como una de las expresiones del barroco más importantes del siglo XVII y del Siglo de Oro español, por lo que su nombre cobró importancia en el campo de la literatura novohispana.
En España, se publicaron tres volúmenes de sus obras acompañadas de una biografía realizada por Diego Calleja, las cuales se titulan Inundación castálida de la única poetisa, musa décima, Sor Juana Inés de la Cruz (1689), Segundo volumen de las obras de Sor Juana Inés de la Cruz (1692) y Fama y obras del Fénix de México (1700).
Sus obras y características principales
Sor Juana Inés de la Cruz escribió diversas obras en las que dejó en evidencia su amplio conocimiento, ingenio y habilidad en las letras. Cabe mencionar que, según Sor Juana Inés, un gran número de sus obras fueron encargos solicitados por diversas personas.
Sus obras se caracterizan por la profundidad de sus cuestionamientos, ser elocuente, hacer análisis sobre el amor, defender la figura femenina, usar ampliamente los recursos literarios, los adjetivos, los silogismos, entre otros.
Obras teatrales
Las obras teatrales de Sor Juana Inés de la Cruz se caracterizan por ser comedias en las cuales se puede apreciar el gran cuidado que tuvo la autora para generar intrigas y malentendidos en el desarrollo de sus historias.
Los empeños de una casa
Es una comedia compuesta por una loa y dos sainetes. Es considerada como una de las obras más sobresaliente de Sor Juana Inés y de la literatura hispanoamericana.
Se trata de los anhelos frustrados de una monja, un personaje que se caracteriza por su fortaleza y de las complicaciones que experimentan las parejas y la vida en general.
Amor es más laberinto
Comedia escrita en colaboración con el fray Juan de Guevara, quien desarrolló la segunda parte de la historia, cuyo argumento representa un tema mitológico. Esta obra se presentó en las celebraciones de la asunción del virreinato de Gaspar de la Cerda y Mendoza, en el año 1689.
La Segunda Celestina
Comedia inicialmente escrita por el autor Agustín de Salazar y Torres, quien falleció y dejó inconclusa dicha obra. Hace pocos años surgió la hipótesis de que el final pudo haber sido escrito por Sor Juana Inés de la Cruz entre los años 1678 y 1680.
Autos sacramentales
Sor Juana Inés escribió tres autos sacramentales, pieza teatral religiosa, a modo de encargo desde Madrid, los cuales se titulan El mártir del sacramento, El cetro de José y El divino Narciso.
El mártir del sacramento
La autora se ocupó de exponer el mártir de San Hermenegildo y el tema de la eucaristía. Se caracteriza por el uso de un lenguaje simple que transmite sus conocimientos teológicos.
El cetro de José
Es un auto sacramental que se caracteriza por aludir a la historia prehispánica con el fin de relatar temas bíblicos y mitológicos.
El divino Narciso
Es el auto sacramental más destacado de Sor Juana Inés, ya que demuestra un notable conocimiento filosófico y teológico al presentar el misterio de la encarnación del Hijo de Dios, personificado por Jesucristo, quien está enamorado de su imagen y esencia. También menciona a los relatos de la conquista española de América.
Poesía
Sor Juana Inés de la Cruz también demostró ser una poeta de destacada originalidad y sensibilidad al exponer diversos temas de la vida, del amor y el desamor o la amistad. Asimismo, en sus poemas se puede apreciar como revindica la figura femenina al dejar de presentarla como un ser pasivo y darle valor propio.
A pesar de que Sor Juana Inés redactó una larga lista de obras literarias, pocos fueron los poemas que escribió.
Los versos de sus poemas se caracterizan por ser innovadores para su tiempo, finales del barroco novohispano, en los que se puede apreciar un amplio uso del hipérbaton, entre otros recursos. Asimismo, expone versos cortos separados por signos de puntuación.
Primero sueño
Según la autora fue la única obra que escribió por inspiración propia y no por encargo, el cual fue publicado en el año 1692. Se caracteriza por ser un extenso poema compuesto por 975 versos el cual no fue titulado de esta manera por la propia Sor Juana, de allí que muchos especialistas dudan de que sea auténtico.
Primero sueño es un poema en el cual Sor Juana hace énfasis en la necesidad que tiene el ser humano para obtener mayor conocimiento y gozar de grandes habilidades intelectuales.
Carta atenagórica
Fue una carta en la cual Sor Juana criticó el sermón de Mandato de Antonio Viera en relación a las finezas de Cristo. Asimismo, la autora expuso alto nivel de conocimiento en los temas teológicos, ingenio e ironía para exponer su opinión sobre diversos temas.
Respuesta a Sor Filotea de la Cruz
Fue escrita en 1691 por Sor Juana con el fin de responder a la exhortación que le había hecho el obispo de Puebla de Zaragoza, Manuel Fernández de Santa Cruz, con el pseudónimo de Sor Filotea, a través del cual le solicitaba a la poeta que disminuyera su afán por desarrollar sus habilidades intelectuales y se dedicara únicamente a la vida religiosa.
En este sentido, Sor Juana responde con una contundente prosa en la cual revela varios datos interesantes acerca de su personalidad, su alto nivel intelectual, su capacidad e interés por reivindicar la figura femenina, entre otros. Posteriormente, Sor Juana dejó a un lado la escritura.
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